lunes, 25 de noviembre de 2013

Algo de cine, y en sesión doble.



No soy yo muy de ver películas, pero esta semana, gracias a la amable aportación de un amigo, he visionado dos filmes que voy a comentar en el blog, entre otras cosas, para que no las veáis vosotros ya que son malas, malas, malotas.
 La primera peli es “The Possession”, traducida muy hábilmente como “La última Posesión”, ya que después de esta, ya no querréis ver más pelis de este género.
 
El film trata sobre una pareja de hermanas cuyos padres se acaban de separar y tratan de llevar la situacion como buenamente pueden; la madre (una rubia muy amojamada) tiene un novio que va de colega con las niñas y el padre, como no, está más solo que un perro y se lleva a las niñas de vez en cuando a su nueva casa y claro, como suele pasar en estos casos, se lo consiente todo. ¿Qué os apetecen pizzas a pesar de que sois alérgicas al tomillo? Pues pizzas para todos. ¿Qué además la queréis de carne cuando vuestra madre os ha criado como veganas? Pues carne, y bien condimentada. El problema comienza cuando la niña pequeña le pide a su padre que le compre una caja de madera vieja en un rastrillo callejero y éste se la compra sin pararse a pensar ni qué podría haber dentro. Podría haber estado llena de excrementos, contener un gato muerto o un set completo de consoladores (algo muy apropiado para una niña de diez años), pero el tío ni la abre, ni se molesta en hacerlo al llegar a casa y no solo eso, la deja en el cuarto de la niña para que, si es menester, pille alguna infección.

Y si. La niña oye voces que vienen de la caja en plan “Ábreme, ábreme que no pasará nada” y al abrirla la posee un espíritu chungales. Pero lo mejor es ver cómo los padres achacan todos los comportamientos raros de la niña al trauma de la separación. ¿Qué la niña lleva un anillo que le deja la mano azul? Trauma de la separación. ¿Qué la niña se viste con harapos y deambula por ahí cuál fantasma? Trauma de la separación. ¿Qué le da por abrir la nevera por la noche y comerse todo lo que encuentra sin quitarle el plástico? Traumadelaseparación. “Uy, mirad, se ha quedado inconsciente en una postura súper rara y ahora le salen polillas de la boca.” “No pasa nada, son cosas del… Traumadeseparación”.
Toma exorcismo a lo Hulk Hogan

Pero al final claro, el padre se huele que la caja tiene algo que ver con eso y decide acabar con el problema de una vez, agarra la caja y… ¿La tira al mar? ¿La quema? ¿La mete en una prensa hidráulica? No. Es mucho más efectivo tirarla al contenedor y pasarles el marrón a los del servicio de limpieza. Pero tampoco, porque la niña sigue sus voces y recupera la caja y el padre descubre que la ha poseído un espíritu maligno-judío y que los curas normales no pueden ayudarle y los curas judíos pasan porque tienen miedo, hasta que se encuentra con el rabino-colega que sí, acude en su ayuda y… (Aquí comienza el spoiler)… Logra expulsar al espíritu malvado con una carambola niña-padre-caja y volver a encerrarlo. Pero claro, hoy en día una película no puede acabar en “Fin” y ya está, así que el rabino-colega decide llevarse la caja a su casa, por el camino se la pega con el coche y la puta caja queda libre de nuevo. (Fin del spoiler y de paso, de la reseña)

Y la segunda peli era “Dark Skyes”, “Los elegidos” en Espanya y que tuvo, como único punto positivo, que después de verla, la de la niña y la caja parecía algo mejor.

Esta es una de esas películas que comienzan con una vista de un barrio residencial americano donde todos tienen el césped muy bien cuidado y se saludan alegremente entre vecinos. ADVERTENCIA: Cualquier película que comienza así va a ser una mierda segura y hay que pararla de inmediato. Pero yo no lo hice. Como os decía, esto es una familia feliz americana, con dos hijos machos y algunos problemas económicos para dar realismo pero que son completamente irrelevantes en el film. Total, que un día comienzan a pasar cosas raras en la casa, como que alguien abre la nevera, hace malabarismos con los vasos o hace saltar todas las alarmas; fenómeno que el hijo pequeño, que no le han enseñado a hablar bien y solo susurra (puto sexto sentido, el daño que ha hecho a los niños del cine de miedo) achaca al “fantasma”; y como siempre pasa, nadie le hace ni puto caso.

Algo a tener en cuenta durante toda la película es la resistencia sin límites a permitir que los niños duerman con ellos en su mismo cuarto. Ni cuando piensan que hay ladrones, ni cuando la madre ve a un alíen en el cuarto del crio ni cuando tienen la certeza de que en cualquier momento van a venir a por el niño. Eso es oponerse al colecho y lo demás, tonterías. “¡Niño, a tu cama!” es la frase más repetida de la peli. Aunque bueno, al final, cuando ya saben que hay un puñado de alienígenas dispuestos a llevarse a su hijo y conocen la hora exacta de su aparición, le permiten dormir con su hermano mayor.

Y es en ese punto final cuando el padre decide hacer algo y se compra una escopeta para acabar con los aliens cuando lleguen. Una escopeta, sí. Podría haber comprado otra para su mujer o incluso para el niño mayor, que ya está en la edad de tocar tetas. Y ahí viene lo bueno. Durante semanas los extraterrestres habían estado metiéndose en la casa cuál ninjas del espacio, sin tener que abrir las puertas, hacer saltar las alarmas o emitir ruido alguno, pero la noche clave, la de la abducción, llegan envueltos en un miasma de zumbidos, luces parpadeantes y temblores de puertas y ventanas acojonante. Y es entonces cuando yo me hago la pregunta de todas las pelis de marcianos.

La pregunta de todas las pelis de marcianos: Si estamos ante una civilización tecnológicamente avanzada y con capacidades tan fuera del alcance de nuestra comprensión… ¿Por qué lo hacen todo tan mal? Estoy convencido de que el que diseña las naves espaciales y el que hace lo propio con los planes de invasiones/abducciones no es el mismo alien. Este último tiene que ser algún enchufado inepto o algo.

Y eso es lo desconcertante. Si se hubiesen llevado al crio el primer día en lugar de ponerse a hacer gilipolleces con la vajilla, lo habrían tenido mucho más fácil que ahora que se enfrentaban al padre, armado con una escopeta y disparando como un loco en medio de un caos de teles y bombillas parpadeantes. (Y ahora voy con el apoteósico final y comienza el spoiler)… Que al final no querían al niño pequeño de los susurros sino al mayor, el de las tetas. Oh, qué giro argumental, eso lo cambia todo, estamos ante un películo destinado a convertirse en un clásico de la ciencia ficción como ET o Depredador… (Fin del spoiler y el sarcasmo)
Esto no es una escena de la película. Así se quedaron los actores principales tras ver el resultado de lo que habían rodado.

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