domingo, 5 de enero de 2014

Pintoooor, que pintas con amooor...



…por qué desprecias su coloor, si sabes que en el cieloo… Ups, perdón. No sabía que estabais aquí; pero me viene al pelo para lo que quería contaros hoy.

Resulta que pensando pensando, me he dado cuenta de que así a lo tonto, llevo ya más de dos años metido en este bello hobby del modelismo (llámesele muñequitos) y que, además de jugar con ellos, uno de los propósitos por los que me inicié en esto era el tema de la pintura. Consciente de que mi tiempo libre apenas me permitía centrarme en cosas como los juegos de rol o tan siquiera aquellos juegos de tablero que requieren cierta continuidad (véase Descent o similares), supuse que pasar los ratos muertos montando y pintando pequeñas bestezuelas de guerra me iría bien para no desconectarme completamente de éste mundillo. Y acerté.

No son ninguna obra maestra, pero cuelan. Vaya si cuelan.
A mi primer ejército (Imperio Tau del W40K) le siguió un segundo (Condes Vampiro del WF) y a éste le sustituyó un tercero (Skaven), pero fue con éste último cuando me di cuenta de que estaba comprando miniaturas a un ritmo superior al que podía pintarlas y ello me causó cierto desasosiego. Es por ello que este verano tomé la decisión de no volver a comprar una miniatura/ unidad, sin haber pintado al menos, otras dos, para así ganarle terreno al plástico gris en pos del colorido. Y así fue. Pinté todos los grupos de apoyo skaven, así como el cañón de disformidad para hacerme con la rueda de la muerte (cuyo proceso de montaje/pintado veréis aquí algún día) y hasta que ésta y alguna unidad de infantería más no estén listas, no pensaré en engrosar ese ejército. Y eso mismo pienso hacer con los Tau (que el Papá Noel me trajo la espectacular armadura Cataclismo) y con los vampiros el día que piense ampliarlos con otra legión de esqueletos. 

¿Y a dónde quiero llegar con tanto rollazo? Pues a que hoy mismo, por casualidad, me he encontrado con un blog en el que se reivindicaba la pintura frente al juego sin ella, y para ello se proponía una iniciativa que podéis leer de forma íntegra aquí, aunque ya os aviso que es un poco largo y total, os lo voy a resumir ahora:
Lo que nos proponen desde el blog An-havva es, no solo pintar todas y cada una de nuestras miniaturas, sino incitar a otros a que hagan lo mismo gracias a las indicaciones que ellos mismos nos proponen, tales como ponerse objetivos (esto está hecho por mi parte, tal como he explicado en un párrafo más arriba), o regalar miniaturas si esos objetivos no se cumplen (eso lo va a hacer su pu… o sea, quien crea conveniente), además de proponer métodos para incitar a los demás a pintar sus minis, desde proponer tutoriales de pintura hasta llevarles a la exclusión social.  


Una crisis, Shi'vre terminado y un trozo de mi nueva cataclismo.

Debo reconocer que no me identifico totalmente con todos sus puntos, ya que en algún momento pecan de radicales y nunca jamás se nos tendría que olvidar que cuando uno va a la tienda y se compra una caja de miniaturas, éstas pasan a ser suyas y de nadie más, y puede hacer lo que le salga del escroto con ellas, incluso imprimarlas de fucsia y colgárselas de las orejas, pero en definitiva, algo de razón tienen y es que, aún sin tener demasiada calidad (que conste que mis miniaturas no son las mejor pintadas de la galaxia), el colorido sobre la mesa se agradece.

Es por ello que me sumo a la iniciativa, pego el banner en el blog (si me aclaro) y animo a todos cuantos me leáis (risas enlatadas) a que hagan lo mismo. Por un mundo de color. Por un mundo más mejor.

1 comentario:

  1. Interesante iniciativa... cierto es que mola más jugar con miniaturas pintadas; incluso conviene, porque si no el campo de batalla se convierte en una masa de gris ceniza que a cierta distancia parece (es) todo igual.

    Lo malo es que a veces un poco de pintura puede ser casi peor que nada de pintura. Me refiero a las miniaturas que todos tenemos con un 90% de gris sobre el que destacan los tirantes de los pantalones pintados en verde tristón.

    La iniciativa está bien. Lo que pasa es que me ha decepcionado un poco. Por curiosidades de mi teclado, empecé leyendo esta entrada en la parte que hablas del fucsia y pensé que la iniciativa era de dar más colorido a las miniaturas a base de probar combinaciones más arriesgadas (sin llegar al fucsia), lo que hubiera sido muy original, aunque totalmente desaconsejable. Una vez, iluminado por alguna revista (cuando no existía Internet, o casi) leí un entusiasta artículo sobre "esquemas de pintura alternativos" y acabé intentando pintar un battlemech con un chillón naranja sobre base de imprimación rojo bermellón. Del resultado del experimento... mejor no hablar... Tras pasar por varios baños de aguarrás, raspado de cutters y otras técnicas degradantes para una miniatura, el mech quedó con un lamentable aspecto de barandilla de instituto pintada de minio. Sé que todavía no me lo ha perdonado. Periódicamente reviso los cierres de la cajita donde la tengo confin... atrap... guardada, pero aún así, cualquier noche...

    (Moraleja: no pintéis con esmalte; no merece la pena. Entre los vapores propios y los de los disolventes, ya véis el resultado sobre la corteza cerebral).

    Fdo.
    Cabeza de Plomo
    (sin ganas de iniciar sesión)

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