jueves, 2 de abril de 2015

Dungeoneer: Mazmorreo de la vieja escuela





El cómo y el porqué:
A estas alturas del blog ya sabréis que yo no soy un ser humano normal; no de esos que disponen de su tiempo y deciden cosas de su vida; no. Yo soy un padre. Padre de dos criaturas. Y mi vida no es mía. Es por ello que mis limitaciones a la hora de quedar con gentes para jugar han llegado a tal punto de frustración y dolor-que-perfora-el-alma, que me he visto obligado a buscar soluciones vergonzosas: Jugar sólo como un perro (un perro que está solo, se sobreentiende). Y fue así como, buscando por páginas de juegos, me di cuenta de que muchos de los juegos de cartas y tablero que pueblan las estanterías de juegos de rol (sí, habéis leído bien), disponen de una opción de ser jugados en solitario. Masturbación lúdica lo llamo yo.

Obsesionándose que es gerundiose:
Al día siguiente de hacer ese descubrimiento me desperté a las cinco de la mañana, convulsionándome  y empapado en sudor. Mi mujer me echó de la cama, por supuesto, y me senté frente al ordenador buscando un juego que se adaptara a mis necesidades. No importaba el precio ni la temática. Necesitaba jugar a algo. Pero tras unas horas de búsqueda en blogs y páginas especializadas, descubrí que ese “modo un jugador” anunciado en las páginas de las editoriales, no siempre era real, jugable o divertido. Entonces caí en un pozo oscuro e insondable de desesperación y angustia. ¿Acaso esa opción de jugar solo era solo un reclamo para aquellos que se encontraban en mi misma situación? ¿Podía ser que las grandes editoriales de juegos de mesa se estuvieran aprovechando de ese sector y engañaran a honrados padres de familia con promesas de diversión sin compromisos? Sí en muchos casos, pero había algunas excepciones. Al parecer, los grandes juegos de Edge basados en los mitos (Horror de Arkham, Horror de Eldritch, Símbolo arcano…) y algunos otros que ya no recuerdo, sí eran perfectamente jugables en solitario, y allí que fui. Pero como soy quien soy y nací bajo una alineación estelar muy rara que provocó una oleada de mala suerte sobre mi ser que me acompañaría toda mi vida, cuando llegué a mi librería favorita con un fajo de billetes asomando por el bolsillo de mi pantalón, esos juegos no los tenían.
Pero casualmente sí estaba allí el Dungeoneer, un juego de cartas del que había leído muy buenas críticas y que también disponía de un modo un jugador. Además valía solo 20 €uritos. Y me lo llevé a mi casa. Vaya si me lo llevé.

El unboxing (lo que viene a ser abrirlo y ver lo que lleva, vamos)
Cuando llegué a mi morada y abrí la caja me encontré con muchas cartitas. Normal, teniendo en cuenta que era un juego de cartas. Todas ellas muy bien ilustradas, con algún toque de humor y muy muy muy Dungeons&Dragons; tanto que los nombres de algunos bichos estaban ligeramente cambiados supongo que para evitarse problemas legales. Cabe destacar que el juego no incluye los dados ni los contadores necesarios para jugar (aunque esto no supone un gran problema) y que el manual de instrucciones es una especie de jeroglífico indescifrable que cuanto más se lo lee uno, menos entiende lo que pone. Y eso si es un problema. Por suerte, con una sencilla búsqueda en google podemos encontrar resúmenes de reglas, oficiales y no oficiales, videos etc… que nos enseñarán a jugar en un plis.

El playtesting (que viene a significar “el jugar”)
Fue pura potra, lo reconozco. Había quedado con un amigo para hablar de unas cosas, dio la casualidad de que nos quedamos solos en casa, era temprano, nos aburríamos, una cosa llevó a la otra… Y montamos una partida en un momento. Y para ser mi primera vez, debo decir que no estuvo nada mal.
El Dungeoneer funciona como un juego de tablero de los de toda la vida, estilo HeroQuest o Descent, pero que el tablero se monta aleatoriamente a base de cartas, los encuentros son cartas y los tesoros también. El objetivo es elegir a un personaje y subirlo hasta nivel 3 a base de cumplir misiones sin que se nos coman por el camino. Como curiosidad cabe destacar que no hay “master”, ya que en el turno de cada jugador está incluida la fase de héroe, en la que juega tal cual y la fase de dungeoneer en la que se encarga de los encuentros de su rival; de modo que en este juego somos masters y jugadores a la vez.
La experiencia de juego fue, como ya he dicho, más que satisfactoria. El juego es rápido, sencillo y divertido y te deja un saborcillo a “clásico” muy agradable, pero claro, yo me lo compré por lo que me lo compré, y ahí voy ahora.
 
Hace falta una mesa grande tirando a cama de matrimonio para jugar a esto.
Jugando solo
Jugar en modo one player siempre tiene un toque triste. No hablas y no te ríes a no ser que estés un poco chalado y al final te queda la sensación de que has hecho algo que está mal y que si sigues así te quedarás ciego y te saldrá pelo en las manos. Pero a pesar de eso la experiencia no es tan mala. Simplemente hay que sustituir la fase dungeoneer del rival por un “modo automático” en el que los encuentros se suceden de forma aleatoria en función del nivel de tu personaje y otros factores (que no voy a detallar que tampoco es cuestión de ponerse a explicar las reglas aquí) de modo que seamos capaces de ir explorando la mazmorra por nuestra cuenta y riesgo. Y no está nada mal, hay que reconocerlo. Quizás no para jugarlo a diario pero más que correcto para matar posibles ratos muertos en soledad sin recurrir a páginas de dudosa moral católica en internet.

Otras cosillas
Además de la cajita que yo tengo, que se llama “La tumba del lord liche”, hay otra con el nombre de “La guarida de los demonios” y varias más que nunca fueron traducidas al español de las cuales poseo un par y que además de representar otros entornos menos “dungeoneros” tales como bosque y ciudad, poseen la agradable característica de poder ser jugados individualmente o complementando otras cajas, de modo que nos brinda la oportunidad de combinar mazos como nos salga de la po… para aumentar la rejugabilidad del juego hasta lo extasiante.

Y como conclusión
El Dungeoneer es un buen juego. No voy a decir que es la rehostia ni que es mejor que ese o el otro, pero no cabe duda de que merece la pena, ya sea jugando solo o acompañado, con una sola cajita o combinando varias; y que su simplicidad nos va a permitir modificar las reglas para adaptarlas a nuestros gustos y ganar así muchas horas más de diversión. En el lado negativo… Las reglas confusas que incluye la caja, la falta de contadores o dados, el hecho de que los personajes haya que recortarlos de una de las cartas (no es que pase nada, pero da mucha pena cortar una carta) y que una vez colocadas en fundas, no nos quepan en ningún sitio, pero vamos, eso son minucias comparadas con el placer de explorar túneles, sortear trampas, matar bichos, equiparse objetos mágicos y subir niveles.

6 comentarios:

  1. buena idea para un mendigo del rol. ¿Dejaré de mendigar rol?¿perderé vista?¿o me uqedaré canijo?

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    1. Seguramente las dos últimas cosas, pero este juego merece la pena.

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  2. Me uno al grupo de afectados por las reglas confusas.... XD Lo tengo, quiero darle un tiento, pero me cuesta lo del reglamento un triunfo. :P

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    1. Pues es tan fácil como escribir "Resumen de reglas dungeoneer" en el gooogle para encontrarlas.
      Y si no, en este video de iutuve de explican cómo jugar en media horita:
      https://www.youtube.com/watch?v=6QXxY7-PLgE
      Además, existen reglas oficiales traducidas para jugar campañas, modo cooperativo, modo solitario y competitivo, además de muchas reglas opcionales.

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  3. Confusas sí que son, pero una vez que consigues desenmarañarlas (toma palabro) el juego fluye bastante bien a partir de entonces. A mí me gusta, por ese aspecto clasicoide mazmorrero y porque está muy bien pensado.

    Lo he jugado con mi esposa varias veces (y genial), y con amigos una vez (y también genial). Me falta probarlo yo solito, que es lo que me queda porque también soy padre y estoy hasta las cejas de tareas.

    Un saludo.

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    1. Me alegro de que lo tengas, lo entiendas y lo hayas jugado. A mi me falta la experiencia con más de dos jugadores, pero soy un poco reacio al juego competitivo con tanta gente; preferiría probar el modo campaña en este caso.

      Ah! Y felicidades por tu paternidad. Los niños son una puta alegría.

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