miércoles, 9 de noviembre de 2016

Tortugas ninja (una entrada de recuerdos y reflexión)



Tendría yo unos siete añitos cuando las famosísimas tortugas que hoy en día todos conocemos, hicieron su primera aparición en nuestras pantallas. No sé qué fue exactamente lo que me cautivó de esos verdosos personajes; puede que su habilidad con las artes marciales, su condición de héroes anónimos o simplemente que mi cerebrillo infantil necesitaba algo a lo que admirar, pero desde que las vi por primera vez saltando desde esa alcantarilla me convertí en un consumado consumidor (válgame la redundancia, si es que la hay) de todos sus productos y subproductos. Comics, películas, muñecos, pegatinas… Todo era bueno si llevaba una tortuga con antifaz. Pero ya se sabe que al final los niños crecen y cuando llegan a la adolescencia solo tienen una cosa en la cabeza.
 
Las tortugas de Erik Larsen
Diez años después, con 17, tenía a las tortugas bastante olvidadas y había encontrado a Spawn, mi nuevo héroe. Pero además de esa colección, compraba algunos otros comics de la (creo) desaparecida Image, entre ellos el de un policía verde mutante superfuerte y casi invulnerable llamado The Savage Dragon, de Erik Larsen. La colección no era gran cosa, básicamente tortas y más tortas en una ciudad de NY asediada por los mutantes raros. Y fue en esa cole, en uno de sus primeros números, en el que aparecían como invitadas especiales las tortugas ninja. Recuerdo cómo flipé al encontrarme con unas tortugas mucho más serias, adultas y duras de lo que hasta ahora me las habían pintado. Y hablando con un primo mío, bastante mayor y muy puesto en el tema comics me explicó que las tortugas ninja originales iban más de este rollo, pero que las que emitieron por televisión eran una versión edulcorada de las originales, adaptada para públicos infantiles. Tal revelación me dejó en estado de shock durante otros diez años, cuando la realidad llamó a mi puerta.

Y aquí las originales
Contaba ya con 27 años, lo cual no es ninguna tontería, cuando un amigo mío se atrevió a abrir una tienda de comics, rol y demás frikadas (actualmente cerrada pero reconvertida a versión online) y allí encontré una edición que había hecho Norma Comics de los primeros números de la serie original en forma de tomo. Me hice con el primer tomo y mis sensaciones fueron algo dispares. Por un lado me encantó el dibujo en blanco y negro, algo amateur y la actitud de las tortugas, mucho más ninja y menos humorística (aunque también) que sus versiones dibujiles. Además, los soldados del clan del pie no eran robots sino tipos de carne y hueso que sangraban y morían, lo cual aportaba mucha contundencia al tema. Pero por otro lado el final del tomo se convirtió en una historia rara de saltos galácticos, robots y marcianos, cosa que no me gustó demasiado y por ello (junto a que no era una de mis mejores épocas económicamente hablando) ya no compré el segundo tomo. Y aquí viene otro salto de una década.

Este mismo sábado. 37 años ya. Joder como pasa el tiempo. Entro en Ateneo, una de las tiendas especializadas de referencia en este país, y me encuentro con una jugosa oferta que consistía en los tomos 2, 3, 4 y 5 de esa última colección, además del set de inicio del Heroclix Tortugas Ninja. ¿Y qué otra cosa podría haber hecho más que hacerme con todo ante los incrédulos y despavoridos ojos de mi esposa que veía esfumarse la universidad de nuestras hijas? Así que me lo coloqué todo bajo el brazo y tras pasar por caja  y emprender el camino de regreso más largo del mundo, llegué a mi casa y abrí ambas cosas. Y es de estas dos cosas, especialmente el set de Heroclix, de lo que va a tratar esta entrada. Sí, otra vez me he pasado con la intro.
Aquí mi compra del sábado


Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes: El cómic de Norma.
Los cinco tomos de que consta la colección (en EEUUAA creo que se sigue publicando como serie regular pero no me hagáis mucho caso) engloba desde la primera aparición de las tortugas hasta el número 62 de la serie, incluyendo algunos números especiales que cuentan historias individuales de alguna de las tortugas. A primera vista puede parecer cutrongo, ya que el dibujo no muestra a unas tortugas tan bien definidas como estamos acostumbrados a ver y es en blanco y negro, pero el guion y los diálogos si están a la altura y aunque todavía voy por el tomo segundo, estoy disfrutando la lectura. Tanto que ya me da pena el pensar que la colección no siguiera más allá del tomo cinco. Pero así es la vida de que espera que otros le traigan tebeos de otros países, se los traduzcan y se los sirvan en bandeja para poder quejarse del precio del mismo y no comprárselo.

Tortugas Ninja Jóvenes Mutantes: Heroclix.
Ahora, sintiéndolo mucho, me veo obligado a hacer una pequeña introducción sobre las extrañas circunstancias en las que conocí el heroclix y cómo influyó eso en hacerme con esta bella caja. Y es que hace muchos pero muuuchos años… ocho para ser más exactos, se celebró aquí, en el pueblo en el que actualmente resido, una especie de minisalón del comic en el cual habían varias actividades, entre ellas una partida de heroclix. Yo acudí para dirigir una partida de Superhéroes INC (sí, la temática esa la de superhéroes) y en un momento en el que salí a la calle a fumar (en esa época fumaba ducados sin filtro, más por molestar a los demás que por que me gustara) y vi aparecer a un extraño personaje. Era un tipo algo mayor que yo, menudo, enjuto y de mirada perdida, como la de un perro perdido cruzando una y otra vez la autovía y con el cabello canoso que llevaba una maletita en la mano; me preguntó que donde era lo de los comics y le indiqué bien (podría haberle mandado a las quintanas de carrasquet y regodearme en su sufrimiento pero no) y si sabía a qué hora era lo de heroclix, ya que había acudido al evento únicamente por eso. Y una vez informado y sabiendo que todavía faltaba un rato para el heroclix (iba a ser simultáneo a mi partida), estuvimos hablando. Y me explicó que cuando era joven jugaba mucho a ese juego, pero que después llegó la novia y luego los hijos… y que el juego había terminado para él. Pero tras ver el anuncio de la partida y con la esperanza de rescatar viejas emociones, había logrado convencer a su mujer (bajo pena de futuros trabajos forzados) para asistir. Y allí lo tenía. Debo reconocer que toda la retahíla que me soltó sobre el tema matrimonio e hijos solo se podría resumir en una palabra: Guantánamo. Y la cosa me afectó un poco ya que por esa fecha, mi dulce y comprensiva esposa estaba en avanzado estado de gestación de la que sería nuestra hija mayor. Pero éste no es el tema. El tema es que cuando llegó la hora del heroclix, solo tenían una caja básica y ninguno de los organizadores tenía ni idea de cómo jugar. Tal inclemencia pareció indignar al forastero que tras pasar media tarde explicando las reglas a los pardillos que se habían atrevido a anunciar un evento el cual no dominaban, abrió su maletín, sacó unas cuantas miniaturas ultrapoderosas y les zurró a todos antes de desaparecer de nuevo y sumergirse en el proceloso océano del amor conyugal.

Y hasta hace muy poco este juego me resbaló por tratarse de superhéroes por los cuales no siento demasiada simpatía, hasta que vi la edición Tortugas Ninja y no pude volver a dormir hasta tenerlas en mis manos. Y la tengo. Y aunque solo he jugado una partida de prueba con mi pequeña (que ya casi va a cumplir ocho años como deduciréis), puedo plasmar aquí mis primeras impresiones.

Componentes: Lo más llamativo, como no, son las cuatro miniaturas de las tortugas. ¿Solo cuatro miniaturas? ¿Y Shreeder? ¿Y Beebop? ¿Y…? Solo las cuatro tortugas. Pero cuidado porque además de estar muy bien hechas y pintadas, tienen la característica de estar en las mismas poses que en la portada del primer tebeo de las tortugas, lo cual les da un valor añadido incalculable. También hay que destacar un enorme mapa desplegable reversible en el que jugar, al que podría achacarle el fallo de estar impreso en papel plastificado que es incapaz de  quedarse completamente plano sobre la mesa, con lo que en algunos puntos, especialmente los pliegues, es imposible poner una miniatura sin que se resbale. Tengo en cuenta que haber puesto el tablero en losetas de cartón habría aumentado el precio final, pero es que jugar así me parece un poco chapucero y da la sensación de “cutrejuego”. Y además de esto tenemos unos tokens de cartón grueso para representar a los enemigos y aliados, tapas de alcantarilla, etc… Y como no, libros de reglas (uno con las reglas básicas y otro con las especiales de los escenarios), un par de dados de seis caras normales y otros cartonajes como losetas de túneles y estancias, etc… En definitiva es una caja bastante completa pero en la que se echa de menos un buen tablero, cosa importante teniendo en cuenta que es la base del juego y quizás alguna miniatura más.

Las reglas: No voy a profundizar aquí porque apenas les he echado un vistazo y he jugado media partida, pero a primera vista parecen bastante sencillas. Cada muñeco tiene un dial giratorio en su peana que indica sus características (Movimiento, ataque, defensa, daño…) y que se van modificando a medida que recibe heridas y se gira el dial. Además poseen una tarjeta en la que aparecen sus poderes y habilidades especiales, que son muy abundantes y son lo que realmente marca la diferencia entre un personaje y otro. De este modo nos encontramos con un juego muy básico (mover, ataque a distancia y cuerpo a cuerpo) pero que se complica con la cantidad de maniobras especiales que nos permiten los personajes. Y aunque el heroclix siempre ha tenido fama de ser un juego de tortas, en esta caja se incluyen dos misiones diferentes, una de rescate y otra de protección de April y Splinter respectivamente. Habrá que profundizar en el tema, pero así de primeras me ha gustado.

Y en resumen de todo este rollazo: Me he comprado cosas y necesito justificarme de algún modo por abandonarme a impulsos consumistas que no me dan la felicidad sino únicamente un bienestar temporal que para nada me ayuda a sobrellevar un día a día en el que no soy capaz de valorar las cosas verdaderamente buenas que hay a mi alrededor porque cada vez somos más como máquinas y las máquinas no sienten, solo producen…y… Bip, bip, biiiip.
 

8 comentarios:

  1. Eres un frikazo de las tortugas ninja. ¡Cowabunga!

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. ¡Joder, que manía con poner los comentarios a nombre de mi mujer!

      Eliminar
    2. Gracias Carmen. Siempre es un placer encontrar comentarios de chicas en este blog. Luego si quieres nos pasamos los wassaps y así hablamos de las tortugas con más calma.

      Eliminar
    3. Oh!
      Sr. Rojo...
      Que alegría saber que eras tu...

      Eliminar
  3. Si, se te nota que te has llevado una alegría... XD

    ResponderEliminar